El Blog del Aula para la Difusión de la Cultura del Vino es un espacio abierto, independiente y plural, lugar de encuentro que sirva para aumentar el disfrute de los sentidos frente al vino, ampliando nuestros conocimientos, y construyendo nuevas opiniones.
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miércoles, 4 de agosto de 2010

VINO, OBRA DE ARTE

Discutía el otro día con un amigo si el vino era una forma de expresión artística. ¿Podríamos decir que el contenido de una botella de vino es una obra de arte?

Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, arte, es la manifestación de la actividad humana, mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada, que interpreta lo real o imaginado, con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros. Ésta es una definición válida, pero quizás alejada de la visión artística, de la imagen del arte como idea de belleza estética.


Belleza artística, desde el punto de vista subjetivo, lo que llamamos belleza, es incontestablemente todo lo que nos produce un placer de determinada especie. Mirándolo desde el punto de vista objetivo, damos el nombre de belleza a cierta perfección. En realidad, toda noción de belleza se reduce para nosotros a la recepción de determinada dosis de placer.

Desde este punto de vista, es evidente que un vino puede poseer una clara belleza artística. Es una manifestación de la actividad humana que provoca placer en el que la observa, en el que la percibe.



Cuando el hombre comienza a elaborar vino, lo hace con el fin de hidratarse, como liquido que facilita el transito de los alimentos sólidos de la boca al estomago, y además calma su sed ,es un producto artesanal. Cuando comienza a elaborar un vino con el único objetivo de dar placer, está convirtiendo el alimento, en arte.

En el vino el artista nos presenta su obra para que nos transmita una emoción, y establece un lenguaje mediante nuestros sentidos, la vista, como en la pintura, pero también el olfato, el gusto, y el tacto establecen un camino de relación con el bodeguero y su obra.

Cuando la belleza de la obra es máxima, también lo es nuestra sensación de placer, puesto que el medio de relación establecida, es sin duda, el mayor posible a través de todos nuestros sentidos. Podemos tocar la obra artística, podemos olerla, podemos verla, podemos degustarla, e incluso podemos oírla. Es por tanto la mayor de las bellas artes, al menos de las plásticas.

Picasso se preguntó por qué la gente se empecinaba en entender las pinturas, en vez de limitarse a mirarlas. El maestro hizo una buena comparación al señalar: “Quién quiere entender el canto de un pájaro? Uno lo escucha, y simplemente lo disfruta o no”.

Es cierto que el placer de disfrutar de lo puramente estético es suficiente, pero si además eres capaz de entender el mensaje que te envía el artista, la fascinación es total, su valor se multiplica como el placer.

Podemos disfrutar de la visión artística, de la belleza del color del vino, de la profundidad de sus aromas, de su meloso tacto, de su chispeante sonido, o de su intenso gusto, pero su valor se multiplica si encontramos la filosofía de su ser, su verdadera inspiración, el alma de su terruño.

Ilustración: "Equilibrio" de Lola Catalá. Etiqueta de Primero de Fariña 2009.

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